sábado, 3 de diciembre de 2011

ESTOPA 2.0

Crónica de
Alicia Jasanada  (La Vanguardia)

Parecen los de siempre, pero se presentan como los nuevos Estopa, “renacidos en vida” con su último disco. David y José despliegan la ironía, cercanía y buenrollismo marca de la casa, pero suenan distintos, “renovados”. Tan orgullosos están de su Estopa 2.0 que aseguran que representa exactamente lo que perseguían desde su segundo disco. Sorprender desde el primer tema –su preferido, Mañanitas, “entre Black Eyed Peas y AC/DC–, con un sonido brillante que incorpora ritmos hasta ahora ausentes en su historia musical. Swing, funk, break dance, country y aires cubanos sacuden este álbum “ilusionante” e inesperado, con el que los Muñoz inauguran negocio: Estopa Records, su estudio de grabación, equipado con la última tecnología, que ya ha cautivado a artistas de renombre. Montserrat Caballé y Shakira (“es muy buena nena”, dicen de ella) han grabado en él, y se barajan nombres, sin confirmar, con los que “flipan” los propios dueños. Una cocina musical de alto nivel: “El estudio no tiene piscina pero sí buenos músicos”. Allí han guisado, en cuatro meses de concentración y dieta de “pollo empanado y patatas” en un bar vecino, doce temas variados como nunca, algunos de los cuales interpretan, a retazos y entregados, durante la entrevista. 
La gestación del disco, con el que dan el salto a Estados Unidos, donde se lanza a la vez, ha sido generosa, relajada. Han pasado tres años desde su Allenrock –el Aniversarium del 2009 era recopilatorio–, así que se han tomado su tiempo para respirar, vivir, crear. El modus operandi ha sido el de siempre: José se centra en la música y David en las letras, “aunque vamos haciendo incursiones en el terreno del otro para enriquecerlo”. El centro de operaciones tampoco ha variado: la buhardilla de casa de David, apta para fumadores. Cervecita, zumos (“hacemos deporte y necesitamos vitaminas”), guitarras desenchufadas, el iPhone y un buen sofá. “Vamos cantando tonterías, tranquilitos, y van fluyendo cosas, unas veces chulas, otras horribles”. ¿Se ponen de acuerdo? “Muchas veces no, entonces viene un tercero o un cuarto... y opina. O gana quien se pone más pesado”. Cada tarde, David, tras recoger, con su mujer, a su hijo (4 años) del colegio, se reunía allí con Jose un par de horas a componer. “Siempre hemos compuesto mucho, al principio elegía la discográfica, ahora sólo entregamos doce temas. Y sin devolución”. Agradecen esa absoluta confianza y esos medios. “Es como ser Guardiola y elegir a Messi, a Xavi, a Iniesta… Tenemos músicos de lujo y es una gran responsabilidad llevar la dirección musical con gente de tanto nivel”. Como Carles Benavent, que envuelve con su virtuoso bajo la Rumba sin nombre o el piano minimalista de Alfonso Pérez, que enriquece Un rincón de mi mundo.
El dúo ha ampliado horizontes sonoros para crecer. Y qué mejor que beber de los grandes. “Hemos escuchado a Bob Marley, Frank Sinatra, Elvis Presley y AC/DC”, para insuflar un aire nuevo al disco. El single, La primavera, es quizás uno de los que menos se desvían del genuino sonido Estopa. El resto sorprende. Sus cambios de ritmo siguen ahí, pero son distintos. En Estación del olvido, la suave balada se quiebra con rock furioso, el funk aparece en Indecisión o no, y el heavy, en La locura, un tema antiguo aquí cantado por Jose. Y la eterna rumba se viste de rockabilly en Vacilón.
¿Y cómo nacen las letras? David explica que, a menudo, le fluyen enfrascado en la lectura, adictiva, de cómics como Parábola, Predicador o Galactus. “Me relaja, es como autohipnosis, vivo la historia, en 3D, pierdo la noción del tiempo y el espacio”. Siempre le ha gustado jugar con las palabras, escribe cuentos breves y dibuja “garabatos”, pero lo que realmente le apasiona es “hacer canciones”. Un hobby del que disfrutan desde hace doce años, conscientes de su “suerte brutal”. “Empezamos a componer porque se nos rompió la minicadena y por no arreglarla dijimos... ya cantamos nosotros”, bromean. En casa había una guitarra, de su padre, autodidacta como ellos, “aunque más a su aire, al do le llamaba re y tan tranquilo”. Y así empezaron a versionar su banda sonora de entonces: Aute, Sabina, Extremoduro. “El azar es más importante que el talento –dice Jose–, hay mucho talento por ahí sin fortuna. Recordarlo nos ayuda psicológicamente, es un escudo contra la tontería”. Sólo añoran el anonimato, que les hace sortear ciertos locales, pero que torean con desenfado, saludando a quien lo solicita, esos que les tratan “como si os conociera de toda la vida”. O quienes les hablan en pleno concierto… “Les ves entre la multitud… llamándote ¡eh, eh, David... Como si pudiera contestar!”. 
Tejen la charla con anécdotas, chistes y cortes del disco que David disfruta casi en trance y Jose enriquece imaginando escenas. Con el swing de Bombillita (dedicada al hijo de David), evoca el cine mudo, la ley seca; Alma animal le traslada a una escena de policías “dando caña a manifestantes”, de esas que “hacen reaccionar”. “Nosotros también estamos ‘indignaos’. Ante todo, por el tercer mundo, algo que no cambia. Se declaran socialistas y piden “sentido común” al nuevo presidente del Gobierno. Celosos de su intimidad, la prensa del corazón “nos respeta”, aunque este verano pillaron a Jose “con la barriga relajada: fue el empujón para ponerme a dieta”. Un poco de baloncesto diario ayuda, a veces con sus amigos Gasol y Navarro. Para relajarse, alguna afición “inconfesable”, un ratito de lectura (Jose está con Juego de tronos), otro de XboX o de ciencia ficción: su último “peliculón”: El origen del planeta de los simios. Y en un par de meses, la gira, más extensa que años anteriores. Arranca en febrero: Zaragoza (día 3), Madrid (11), Barcelona (25), pero se ignora “cuando acabará”, aunque sí se sabe que pasará por Latinoamérica y Estados Unidos.
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jueves, 1 de diciembre de 2011

VEGA Y SU CUENTA ATRÁS.

La cantante nos habla de su cuarto álbum en el que ha trabajado directamente más que en los anteriores, con sus 12 temas propios y participando en los arreglos y al piano de dos canciones del disco. Influencias de los 80, del pop británico y español, del rock and roll de los 60, marcan este trabajo que vió la luz el pasado septiembre con el primer single  "como yo no hay dos". Nombres importantes rodean lo nuevo de Vega, el productor, ingeniero, mezclador y arreglista es Sebastian Krys, de origen argentino, residente en Estados Unidos, con cuatro Grammy y ocho Grammy Latinos en sus vitrinas y que ha trabajado con Shakira, The Black Eyed Peas, Marc Anthony, Will Smith, Carlos Vives, Gloria Estefan, Enrique Iglesias, Ricky Martin y Lori Meyers, entre otros artistas. En 2007 fue galardonado como Productor del Año en los Grammy Latinos y los músicos Abe Laboriel Jr. (hijo del bajista Abraham Laboriel) que ha tocado con Paul McCartney, Steve Vai, Seal, k.d. lang, Sting, Eric Clapton, B.B. King, Lady Gaga… El bajista Chris Chaney lo ha hecho con Jane’s Addiction, Alanis Morrisette, Slash… El guitarrista David Levita con John Cale, Alanis Morrisette, Shakira, Anastacia, Meat Loaf, Nelly Furtado, Katy Perry… El teclista Roger J. Manning Jr. fundó Jellyfish y ha tocado con Beck, Blink-182, Air… Stevie Blacke es un especialista en instrumentos de cuerda, arreglista y compositor que ha trabajado con Alice In Chains, Pink, Cher, Madonna, Rihanna, The Kooks, Beck… y Kike Fuentes, guitarra prodigiosa que acompaña a la cantante como ya lo hizo anteriormente.

"Mi anterior disco funcionó bien, tuvo éxito", dice Vega. "Trabajé como una mula, ahorré y grabé unas maquetas que no encajaron en mi anterior discográfica. Tengo una vida sencilla, normal, como la de hace 15 años cuando estudiaba publicidad. También tengo claro que en lo que hay que gastarse el dinero es en la música, no en viajes en primera clase ni en hoteles de lujo. Cogí las maletas, las llené de ilusión y me armé de valor decidida a proseguir trabajando en la gran pasión de mi vida. Me entró el ataque y me embarqué en el proyecto sola, sin esperar que nadie lo hiciese por mí. Me fui a Los Angeles y me pagué un disco de antojo, con los mejores músicos, en el mejor estudio. Es un disco de capricho y lo pensaba sacar como artista independiente. Creía que no iba a gustar a ninguna compañía, pero llegó Sony y…".
"Es un título que refleja ese paso definitivo y que marca un cambio en mi carrera profesional. Hace referencia al momento en que decidí que tenía claro qué hacer y cómo quería hacerlo. Un paso que me lanzaba a la aventura de coger las maletas e irme a Los Angeles a hacer un disco por mi cuenta, esa apuesta por mí misma. El día en que tomé esta decisión comenzó la cuenta atrás".

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