Érase una vez un chico "pequeño" que se descalzó las "zapatillas" "para caminar" y empezar de "cero". Pero realmente no empezó de cero, sino que le dio otro sentido a ese comienzo, el cero infinito. Un cero que logró ser el más grande de los números. Ya no se sentía mal cuando lo veían pasar y le decían "mira el cero, no vale nada". Ahora se pasea entre los demás sacando pecho, orgulloso de haber conseguido que se reconozca su valor, que los demás envidien ese infinito que arrastra y que bate todos los récords. El nueve ya fue superado, porque nueve fueron las horas que su muñeca aguanto firmando. Y también han sido nueve las veces que cero ha estado en lo más alto, en ese preciado puesto número uno de las radios. Pero no sólo el cero le dio una lección al nueve, también al seis (6 semanas vendiéndose más que ninguno) y al 30 en un ránking llamado ITunes (30 días en lo más alto de esa plataforma).
Y sinceramente, no es de sorprender, porque cuando conoces al cero y a ese chico "pequeño" te das cuenta que arroja vitalidad, energía, profesionalidad, humor, y mucha pero que mucha dedicación. Haciendo un símil futbolístico, es el Diego Costa de Pablo Simeone, el corazón de los rojiblancos. Y es que, si algo ha demostrado ese cero y ese chico, es la capacidad infinita del ser humano para superarse cada día, para ser mejor, para enseñarle a todo el mundo que pese a la mierda en la que estamos metidos globalmente se puede llegar a ser INFINITO.
Nos hubiera gustado que el chico "pequeño" de ese cero infinito nos hubiera explicado como se siente, pero al igual que él, yo no dejaré de luchar hasta conseguir superarme cada día para que todo vuelva a empezar.
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