jueves, 31 de octubre de 2013

PALOSANTO, REGRESA BUNBURY.

Al igual que el palosanto, árbol de apreciada madera, de tronco duro y de dulce fruto, Enrique Bunbury, uno de los artistas más apreciados de nuestro país, ha vuelto a conquistarnos con su décimo cuarto trabajo de nombre arbóreo mostrando los dos lados más opuestos de su música. Por un lado continúa con su carácter más taciturno y reconocible de trabajos anteriores mientras por otro nos regala elegancia, intimismo y reflexión sobre un futuro que es presente. Evocando que la evolución global comienza con una revolución personal hace un llamamiento a despertar nuestra rabia contenida, a convertir la indignación en imaginación, a sacar la fuerza que la vida cobarde nos esconde, no sin que todo ello afecte a la sofisticación, la elegancia, el respeto y el derecho universal a sentirse alguien en este mundo y quererse a uno mismo, mirando más hacia nuestro interior para cambiar la visión que tenemos del exterior. Impresiona los guiños que nos deja Enrique y que hablan mucho sobre interpretar la vida por uno mismo. Comunicar que Dios es amor mientras se avista un ovni es, cuanto menos, paradójico. Definir su disco como un trabajo coral de muchas voces que generen muchas opiniones a la vez que manifiesta haber un hilo conductor en todo ello es como decir que todos somos unipersonales pero unidos en un mismo camino, la vida. Un camino que representa una contínua huida hacia adelante, interminable y que pretende no volver atrás, evolucionar revolucionando nuestra propia existencia. 26 Canciones en dos CD's que deben ser bien masticadas y digeridas para llegar a darse cuenta que son de gourmet, un trabajo exquisito que está al alcance de todos, aunque todos no tengamos el mismo paladar. 
Se ha hablado mucho del vídeo de su primer single "Despierta" en el que se muestran imágenes de algunos dirigentes políticos (entre ellos el de España) en una pantalla de televisión que finalmente rompen en pedazos mostrando simbólicamente el despertar de la indignación y la rabia que da paso a los cambios que provoca la revolución, o el hecho de la colaboración de Iker Jimenez (Cuarto milenio) para tratar de mostrar la realidad de sumisión política como el fenómeno paranormal que las masas tienen el derecho a desvelar. Pero más allá  de estos guiños visuales, el tema no tiene desperdicio.




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